Iniciar un nuevo año…

¿De modo que es tiempo de vivir en casas lujosas, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora, así dice el Señor Todopoderoso: Fíjense en su situación Siembran mucho pero cosechan poco; comen pero se quedan con hambre; beben pero siguen sedientos; se abrigan pero tienen frio; y el asalariado guarda su paga en saco roto. (Ageo 1: 4-5).

Este es el llamado que el Señor nos hace invitándonos a reflexionar sobre algunos temas que reflejan nuestra debilidad espiritual.

Aún aquellos servidores entregados al trabajo en la obra de Dios necesitan hacer una pausa y pensar en la dirección de sus vidas. Es muy fácil saltar de una semana ocupada a otra sin pararnos a considerar dónde estamos o para dónde vamos.

Este inicio de año es propicio para detenernos, mirar y retomar el rumbo; con el propósito de evaluar nuestra vida espiritual.

Lo haremos en tres pasos:

Primero contesta estas preguntas bajo oración y en la presencia de Dios… Debes ser lo más sincero posible,  las repuestas son tuyas y para ti y si te surgen más preguntas… Maravilloso!

1. ¿Está glorificando tu vida a Dios?
2. ¿Qué es aquello que podrías hacer este año para glorificar a Dios?
3. ¿Espiritualmente que quieres fortalecer este año, y qué harás para lograrlo?
4. ¿Qué le pides a Dios este año y que sabes que humanamente es imposible?
5. ¿De qué manera trabajarás de la mano de Dios para que este año sea diferente?
6. ¿Qué necesitas para que tu vida de oración cambie este año?
7. ¿Qué puedes hacer para mejorar la vida espiritual en tu familia este año?

El valor de  las respuestas que darás a tus preguntas, se encuentran en lo más profundo de tu corazón.

Segundo: Coloca estas preguntas y sus repuestas en un lugar importante para ti – un planificador, calendario, mapa de sueños, etc., donde las puedas ver con frecuencia.

Tercero: De acuerdo a estas preguntas, y todas las que puedan surgir y sus repuestas, evaluemos nuestras vidas, identifiquemos nuestro propósito y vivamos este año guiadas por la palabra de Dios.

Mi oración para ti es, que el Espíritu Santo sea tu guía para que planifiques tu vida a la luz de la palabra de Dios, que diligentemente seas practicante de sus instrucciones y que puedas hacerla viva “Los planes del hombre cuidadoso traen ganancia, los del precipitado traen pobreza” (Prov. 21:5). Y Sabiendo siempre que el Señor nos dice: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos, quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto, porque separados de mí, no pueden hacer nada” (Juan 15:5) confía en El, pues sus planes siempre son mejores que los nuestros.

Dios te Bendiga!

Astrid Mireya
@mujerconunproposito