Confieso que… me da miedo

No me considero una persona cobarde, de hecho, siento que he alcanzado aunque admito que hay ciertas cosas que me dan miedo por una u otra razón, por ejemplo, de las cosas palpables puedo confesar que me dan miedo las cucarachas por ser un insecto asqueroso y hediondo que no aporta nada a la humanidad.

Temo no poder culminar con mi rol de madre, llevando a mis hijas hasta el final de sus estudios y desarrollo como persona y apoyándolas en todo lo que necesiten de mí.

Confieso que me da mucho miedo la muerte, a pesar de que soy creyente y tengo mi confianza en que después de esta vida viene una mejor. Pero no me da tanto miedo mi muerte, como pensar en la muerte de un ser querido: de mis padres, de mi esposo o de mis hijas.

Me dan miedos los comienzos. Sí, aunque usted no lo crea, en mi se cumple eso de que los comienzos son difíciles. Yo lo creo y no me sorprendo si algo no queda 100 por ciento bien desde el inicio.

Me da miedo, mucho miedo ser descubierta haciendo algo indebido, por eso trato de andar por la línea y hacer las cosas por el librito para que nadie me señale con el dedo ni quiera pisotearme cola. Otra frase a la que le doy vida es que quien no la debe no la teme.

Y así sucesivamente, si seguimos contando encontraremos un montón de hechos y circunstancias que llenan nuestra vida de miedos. Sin embargo no por esto debemos dejar de vivir, todo lo contrario esos miedos deben servirnos de impulso para llevar una vida mejor, haciendo todo lo posible por eliminarlos de nuestro camino.